OPERACIÓN DE GAULLE |
Palacios coloca al Rey y al PSOE en un lugar incómodo en el 23-F |
M.R.O. |
El escritor y periodista presentó su último libro sobre los acontecimientos que marcaron el 23 de febrero de 1981. Sus conclusiones inciden en el papel del "autogolpe" dentro del Sistema. |
Durante la presentación de su nuevo libro, que elogió el profesor Stanley G. Payne, Palacios insistió en que el 23-F se gestó por parte "desde dentro del Sistema para corregir el Sistema" con los objetivos de "alcazar un nuevo pacto institucional y democrático para reforzar la Corona", debilitada, a su vez, por su estrecha relación con un desgastado Adolfo Suárez. Según el periodista, el Rey fue una figura clave en ese movimiento, pues sin ella "nunca habría habido una operación como el 23-F". Operación De Gaulle Los primeros pasos para lanzarse adelante comenzaron en 1977, según relató Palacios, a través de un modelo diseñado por oficiales de Inteligencia españoles que seguía el trazado para el retorno de Charles de Gaulle en 1958 en una Francia agitada por la Guerra de Argelia. En todo momento contó con beneplácito de las altas instancias, hasta el punto de que el libro coloca en boca del Rey la frase "A mí dádmelo hecho". Fue el propio Antonio Tejero -elegido como chivo expiatorio para propiciar un gobierno de concentración nacional sin presencia nacionalista presidido por el general Alfonso Armada- quien habría echado abajo el golpe al enrocarse en un gobierno militar, de acuerdo con la tesis de Palacios, para quien "la operación se frustró cuando Tejero se negó a dejar entrar a Armada en el Congreso; a partir de ese momento dejó de tener padres". Y fue desactivada por Don Juan Carlos. El papel del PSOE También tuvo palabras para señalar la actitud del Partido Socialista en aquel momento: "Felipe González y la cúpula del PSOE fueron quienes más avalaron al general Armada en la Operación De Gaulle del 23-F. Apoyaron sin reservas esa operación auspiciada por el general Armada de un gobierno de concentración nacional en el queFelipe González sería el vicepresidente". De ahí entre otras cosas -señala el libro dePalacios- el posterior silencio sobre las actividades del CESID en aquel acontecimiento y el que varios de sus responsables más altos consiguieran desempeñarse puestos de envergaduras durante casi dos décadas. Para el autor, el 23-F tuvo también "efectos psicológicos", como el fin de la UCD y la llegada al Gobierno del PSOE o la LOAPA, "que se dejaron sentir hasta la llegada deZapatero". |