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La obra pública y su mantenimiento

Se cuenta en mi tierra un dicho atribuido a un pueblo de brutos y los que en asamblea pública presidida por el nuevo alcalde, éste les gritó desde el balcón del ayuntamiento... ¡Pedidme lo que queráis que yo os lo daré! Desde abajo, una voz mayoritaria y producida por muchas gargantas, respondió... ¡¡Queremos que el año tenga dos cosechas!! Y a lo que aquel sinvergüenza político respondió de inmediato y sin inmutarse. ¡¡Concedido pero cada año y desde este momento, tendrá veinticuatro meses!! Así solucionó aquel imposible de un pueblo aceitero y cerealista, de lo que vivían aquellos labriegos más que brutos, embrutecidos por los gobiernos.

Pasando de esta “fantasía” a realidades notables; diré que también en mi tierra (España) los políticos de todo tipo, llegados al poder, suelen realizar obras absurdas por lo costoso de las mismas o por la inutilidad de ellas. Y así desde cambiar el nombre de las calles (con el gran costo que ello representa para el contribuyente que tiene que de inmediato cambiar todo impreso que lo identifique) a querer dotar a la abrupta (segundo país montañoso en toda Europa y tras Suiza) orografía española, con nada menos que trenes tipo “bala”, que aquí se denominan AVE y cuya instalación y mantenimiento, en gran medida depende de patentes extranjeras; obviando los buenos trenes españoles de tipo TALGO (articulados) y que debieran ser más que suficientes y no para todas las líneas. Entre esos dos extremos imaginen los miles de cosas absurdas realizadas.

Así, se han ido acumulando obras mayores y menores, que luego no se pueden mantener y se van deteriorando, o peor aún, las mantienen con dinero público y a costa del sufrido y ya indefenso contribuyente, que vemos impotentes como nos suben los impuestos de forma ya confiscatoria.

No hablemos de las emisoras de radio y televisión (locales, provinciales, regionales e incluso nacionales) puesto que aquí proliferan como los mosquitos en una charca putrefacta. Infinidad de ellas, mantenidas con el dinero público; todas son deficitarias y se mantienen con nuestros impuestos y es de bochorno, la cantidad de “enchufados” políticos que de ellas viven y los escandalosos sueldos que se ponen ellos mismos.

Ni que decir tiene que esos aparatos de difusión los emplea el político para su propia propaganda y poco más; por lo tanto “lo de servicio público”, es una mentira más y de las infinitas que ya soportamos.

Todo ello, más la infinidad de cargas inútiles de parásitos que nos han echado encima, es lo culpable de esta depresión (es más que una recesión) económica que asola a España, mucho más que a países que pudiéramos considerar equiparables.

Pese a todo ello ni el gobierno ni la oposición hablan claro y menos toman medidas (ambos tienen sectores (autonomías, diputaciones, ayuntamientos) donde mandan con autoridad suficiente) correctoras, que hace ya muchos años, debieron irse tomando y así aligerar a la iniciativa privada de tantas cargas como soportamos y lo que animaría a emprender negocios rentables, puesto que es la iniciativa privada y no los gobiernos, los que de verdad crean riqueza redistributiva y por tanto positiva para toda la nación. De la forma que seguimos, seguirá el anquilosamiento tan pernicioso a que se ha llegado y por culpa de estos inútiles que no saben administrar.

Ya hasta los “antes muy cayados” dirigentes empresariales, van diciendo cosas.

“Nos hemos despertado pobres, dice Juan Lazcano, presidente de la CNC. Y eso significa que “ya nada será igual”. Por ejemplo, se acabó eso de que cada autopista de peaje tendrá una autovía gratuita al lado. Y se acabó eso de que habrá AVE a cada capital de provincia y que cada ciudad estará como máximo a una hora de una estación de AVE. Nunca mas. Sobre todo porque el tren está subvencionado. “No se repercute el coste”. Atentos a los datos ofrecidos en la mañana de este martes por el presidente de la patronal de productos de construcción, Rafael Hernández. El mantenimiento de cada kilómetro de AVE nos sale por 200.000 euros al año y tan sólo hacen 1.000 kilómetros día frente a los 2.000 de Francia. Es un lujo que no nos podemos permitir”. (Hispanidad 13-06-20109).

La realidad el día que esto escribo, es que el gobierno (mejor decir desgobierno) actual, está recaudando menos de la mitad de lo que sigue gastando y así todo el aparato oficial; en el que ya y en ayuntamientos de cierto relieve, es que no pueden pagar ni las nóminas mensuales de sus muchos empleados; la mayoría “metidos a dedo” y por los inútiles políticos que han dispuesto del bien público, como les ha dado la gana, puesto que saben que no van a responder a nada, por desastroso que sea.

Y lo aberrante es que todos quieren seguir mandando... “y chupando”.

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen.ciudad.org (allí más)

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