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LA PRIVADA, PRINCIPAL DESTINO DE LOS VÁSTAGOS DE LOS MANDATARIOS

Del British Council al Liceo Francés… Los políticos ‘pasan’ de llevar a sus hijos a la escuela pública.

Del British Council al Liceo Francés… Los políticos ‘pasan’ de llevar a sus hijos a la escuela pública

Fachada del Liceo Francés de Madrid, donde estudian los hijos de Moratinos

@María López.- 17/04/2010

Son los encargados de decidir sobre los designios de la educación pública y de cómo se reparten los presupuestos para gestionarla. Sin embargo, los políticos no se queman las manos. Los altos cargos públicos apuestan en su mayoría por la enseñanza privada, y a la hora de llevar su descendencia al cole, pocos la inscriben en la pública, desechando así la supuesta calidad que pregonan en mítines y discursos.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, es uno de los pocos miembros del Ejecutivo que matricula a sus hijas en centros públicos. En su día estudiaban en el C.P. San Miguel, de las Rozas (Madrid), donde recibían clases de religión por decisión paterna. Así lo reconoció él mismo en una entrevista concedida a la periodista y escritora Consuelo Sánchez Vicente: “Mis hijas estudian religión en el colegio público San Miguel de las Rozas. Yo lo he decidido libremente”.

Antes de venir a vivir a Madrid, Laura y Alba hicieron la Primera Comunión. La más pequeña, en un centro privado cuando vivían en León, aunque no parece que haya rastro de fotografía o imagen alguna del evento en cuestión. Una vez en La Moncloa llegó el cambio, y en sus mítines Zapatero lanzó el “más gimnasia y menos religión”. Decidió entonces cambiar de colegio, al Asunción Rincón de Chamberí. Hoy, las hijas del presidente del Gobierno hincan los codos en el mismo lugar en el que lo hicieran los hijos de Felipe González, el Instituto de Educación Secundaria San Isidoro de Sevilla, en Madrid, el más cercano al complejo de La Moncloa.

En el caso del presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, parece poder más el bilingüismo que la religión. El líder del principal partido de la oposición tiene dos hijos, Mariano y Juan, y estudian en el Instituto Británico de Madrid, donde comparten pupitre con los hijos del ministro de Fomento, José Blanco. El British Council de Somosaguas, en Pozuelo de Alarcón, es uno de los centros con mayor prestigio de España, con un gasto mensual de entre 600 y 1.200 euros. Allí se imparte enseñanza bilingüe y bicultural basada –según el ideario del centro– en “los tradicionales valores de disciplina, humanidad y respeto para el desarrollo del alumno”.

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, barre en este sentido para casa. Casado con una profesora de idiomas que ha impartido clases en el Liceo Francés, ha llevado a sus hijos a este centro que es privado, laico y mixto. Dependiendo del curso, el gasto oscila entre los 3.800 y los 4.400 euros anuales, sin contar con la inscripción, cuyo coste es de 800 euros. El centro imparte clases de italiano, alemán, inglés y francés, en su amplia superficie de 180.000 metros cuadrados.

Por su parte, la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, ha optado por llevar a sus hijos al Colegio San Patricio, en La Moraleja, un centro privado de formación católica fundado en 1958. El centro cuenta con un proyecto educativo basado en la formación cristiana, inglés desde los primeros cursos con opción de estudiar un tercer idioma, y en el que cada alumno supone a los padres una inversión en torno a los 600 euros mensuales.

El pequeño Miquel, hijo de Carme Chacón, no tiene de momento problemas para encontrar plaza, ya que está a punto de cumplir dos años. La ministra de Defensa cuenta con la guardería del Congreso de los Diputados, donde los niños pueden cenar y hasta dormir hasta que los diputados y los funcionarios concluyen su jornada en los días de mayor actividad. Una de las impulsoras del proyecto fue, precisamente, su madre.

Del resto de ministros apenas se conocen datos. Ángel Gabilondo está casado y tiene dos hijos en edades universitarias; Beatriz Corredor es madre de tres vástagos, aunque nunca ha salido a la luz el colegio en el que estudian, mientras que otros, como Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Salgado, son de lo más reservados en este sentido. Ni en su curriculum ni en sus perfiles oficiales aparece la más mínima referencia a su condición de padres. No lo son y, por tanto, no tienen que buscar colegios Trinidad Jiménez, Elena Espinosa, María Teresa Fernández De la Vega y Bibiana Aído, quien hasta los 14 años estudió en el Beaterio de Jesús, María y José de Alcalá de los Gazules, Cádiz. Fuera del Consejo de ministros, José Bono ha elegido la enseñanza privada y católica para sus hijos.

En Cataluña, el president Montilla, tras implantar el catalán en las aulas reduciendo el castellano a sólo dos horas semanales, educa a sus trillizos en el Colegio Alemán, donde se imparten hasta cinco idiomas. Una situación similar se produce con Artur Mas, que lleva a sus hijos, junto a los de Joan Laporta, al Liceo Francés. Apuesta verbal por el catalán, pero elección de centros con hasta cinco idiomas para la educación de sus hijos.

“¡Qué fácil es decidir sobre la educación de los hijos de otros!”

Diversos sectores de la Educación consultados por El Confidencial mostraron su contrariedad por el hecho de que los propios políticos dejen de lado la enseñanza pública. El secretario regional de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras de Madrid, Francisco García, entiende quelos políticos de derechas pueden hacer lo que les parezca, pero los de izquierda no. Lo que uno cree, luego lo debe practicar. En mi caso llevo a mis dos hijas a un colegio y a un instituto público y estoy absolutamente satisfecho”.

Desde la CONCAPA (Confenderación Católica Nacional de Asociaciones de Padres de Alumnos), su presidente, Luis Carbonel, que representa a 51 federaciones y más de tres millones de padres católicos de toda España, asegura estar ante “un ejemplo más de la incoherencia entre el mensaje y los hechos de los políticos”. Y añade: “Qué fácil es decidir sobre los hijos de otros y cuando las decisiones que se toman acaban cumpliéndolas otros”.

Desde la CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos), que agrupa a 12.000 asociaciones, su presidente, Pedro Rascón, entiende que “las incoherencias que pueda tener uno defendiendo una cosa y haciendo lo contrario son de cada uno, muy particulares”. Estamos en un país “en el que la libertad pasa por elegir la panadería en la que compramos el pan, la tienda de ultramarinos, el mercado… Dicho esto, sí digo -matiza- que mis hijos van a la escuela pública porque creo que es la mejor opción para todo el mundo”.

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