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UN MULTIMILLONARIO CONVERTIDO ULTIMA SU ENTRADA EN EL ARRUINADO GRUPO PRISA.


Nicolas Berggruen, el multimillonario que ultima su entrada en Prisa, es un homeless en sentido estricto. Vendió su finca de Nueva York y su mansión de Florida. Hasta se deshizo de su único coche. Reside en hoteles de todo el mundo y no quiere cargas materiales más allá de su colección de arte. Soltero de 48 años y con un patrimonio cercano a 2.000 millones de dólares, a su muerte toda su fortuna irá a parar a la caridad y sus Picassos, Warhols y Koons a un museo propio en Berlín. Entretanto, tal vez su olfato financiero pueda echar una mano a los Polanco que, con una deuda de 5.000 millones, están lejos de odiar el dinero.

No me interesa poseer cosas. Vivir en un gran entorno para demostrarme a mí mismo y a los demás que soy rico tiene para mí interés cero. Todo lo que tengo es temporal en tanto estamos aquí por un periodo de tiempo corto. Es lo que hacemos, nuestras acciones, lo que perdurará. Eso es lo que tiene valor real”, aseguraba el afamado gestor de fondos de prívate equity y hedge funds en una entrevista concedida al Wall Street Journal. Berggruen lidera el fondo Liberty Acquisition Holdings Corp, sociedad cotizada a través de la cual un amplio colectivo de inversores de Wall Street, en su mayoría gestoras de fondos alternativos, podría entrar en el capital del Grupo Prisa.

Una filosofía de vida que entronca con un espíritu artístico y que hace de Berggruen uno de los billonarios más enigmáticos del sector financiero. Poco se sabe más allá de que ocupa el puesto 158 en la última lista Forbes de ricos americanos. Una riqueza que tiene su origen en su padre, Heinz Berggruen, marchante y coleccionista de arte que frecuentó a iconos del siglo XX como Frida Kahlo o Pablo Picasso, de quien llegó a poseer 85 obras. Judío, emigró a Estados Unidos en 1936 pero nunca olvidó sus orígenes alemanes. En 1959 se casó con la madre de Nicolas, Bettina Moissi, actriz berlinesa con una corta y olvidable filmografía en los cuarenta y cincuenta.

Nicolas creció entre Francia y Suiza y tras realizar sus estudios universitarios en la Universidad de Nueva York, comenzó su carrera profesional en el sector inmobiliario. Se le quedaba corto. A mediados de los ochenta creó su propia firma de inversión, Alpha Investments, germen de lo que luego fue Berggruen Holdings. Con sedes en Nueva York, Londres, Berlín, Estambul, Tel Aviv y Mumbai, las ramificaciones de la sociedad llegan a las energías renovables. Todo gracias a la maestría de Berggruen en el value investing, fórmula que consiste en aprovechar las fluctuaciones a corto plazo de las cotizaciones para invertir a largo. Una filosofía que enlaza con Warren Buffet: negocios comprensibles, con perspectivas favorables y a precios atractivos.

Viejo amigo de los Polanco

Prisa ya conoce la jugada. Precisamente Forbes considera que la “operación estelar” de Berggrugen se remonta a su primer negocio con los Polanco. “Compró una participación en Media Capital por nueve millones de euros en 1992 y vendió acciones a Prisa en 2006 por valor de 150 millones de euros durante la opa”, recuerda la revista. En esta ocasión, utilizará otro de sus fórmulas favoritas. Y es que una de las divisiones más llamativas de Berggruen Holdings es la que se dedica a operaciones a largo plazo como la de Prisa a través de sociedades instrumentales denominadas Special Purpose Acquisition Corporations (SPAC).

Se trata de vehículos inversores creados para una o dos operaciones de envergadura y que pueden aglutinar toda una pléyade de firmas de inversión. La compañía ya ha realizado operaciones de este tipo en Reino Unido, con su entrada en la aseguradora Pearl Group por 2.600 millones de dólares o en India con la toma de una participación en Accentia Technologies. En la que se plantea con la compañía españolas hay más de 70 hedge funds y firmas de inversión implicadas, la mayoría vips de Wall Street.

Sin embargo, parece que Berggruen quiere dar un paso más y camina ya en la dirección de sustituir el value investing por el values investing. Según publicaba en 2008 el Wall Street Journal, Berggruen Holdings estaba “poniendo millones de dólares en proyectos que espera eleven su fortuna al tiempo que alivian problemas sociales”. Granjas de arroz en Camboya, plantas de etanol y rascacielos en ciudades pobres.... “Históricamente, he hecho mi dinero con las finanzas. Ahora, invierto en el mundo real, en cosas que perdurarán durante generaciones y mejoran las vidas de la gente”, aseguraba. Un devoto más de la eco-inversión.

Y es que no parece que nada pueda inmutar demasiado a Nicolas. “En primer lugar, no necesito más cosas. En segundo, puede que de un modo extraño, no quiera depender de ellas o tener responsabilidades. No encuentro mucha diversión en decir ‘es mío’”, aseguraba en la citada entrevista. Al menos ahora, con las propiedades hoteleras de sus nuevos socios, ya tiene solucionado el alojamiento en Tenerife.

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