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A los del Régimen les va mal la libertad, sin amigos en el poder no tiene mucho futuro

Prisa, el grupo protegido y protector del Régimen, no va nada bien, desde que el Gobierno socialista se buscó otros compañeros de viaje, sus resultados económicos les acucian. A todo lo señalado se le une la grave carencia de dedicarse a hacer periodismo libre y de calidad, agravando aún más su gravísima situación, amigos hay que trabajar y no vivir de la caja pública.

LES ACUSAN DE DESMANTELAR LA EMPRESA PARA HACER CAJA

Los trabajadores de Prisa acusan a sus gestores de "destruir" el grupo

Los trabajadores de Prisa acusan a sus gestores de "destruir" el grupo

Ignacio Polanco y Juan Luis Cebrián. (Efe)

Prisa parece reconducir su situación financiera. Tendrá que remar algo más para reconquistar la pax social en sus filas. En un duro comunicado conjunto lanzado ayer, los comités de empresa del grupo acusan a sus gestores de desmantelar la empresa con su política de “reconvertir, cerrar o segregar” todas las áreas que no sean el producto principal, al tiempo que anuncian su intención de emprender “todas las acciones legales y sindicales” para defender los derechos de los trabajadores que sufran esas externalizaciones. “El proceso destructor del grupo no termina”, asegura el documento, al que ha tenido acceso este diario.

La reacción de los trabajadores se produce un día después de que la compañía admitiese en un hecho relevante la noticia avanzada ayer por El Confidencial, según la cual el grupo prepara la entrada en su capital de un grupo de inversores internacionales en una operación que supondría una aportación de unos 600 millones de euros. Seguro que el anuncio no ha ayudado a tranquilizar los ánimos en la casa. “La deuda, de 4.857 millones de euros, no la paga sólo el dinero. Parece que quienes la generaron no consideran suficiente un margen de beneficio de un 11,5% y tampoco que 50,5 millones de euros lleguen a manos de los accionistas”, recoge la nota de los trabajadores en referencia a los últimos resultados.

Los representantes sindicales recuerdan que los departamentos de informática de todo el grupo ya están externalizados, después del acuerdo alcanzado recientemente con Indra. “Más de 300 trabajadores pasarían a engrosar sus filas profesionales, aunque los propios directivos llegan a elevar la cifra hasta los 400”, reza el texto. Las siguientes “mutilaciones”, vaticinan, afectarán a los departamentos de compras y contenidos. También muestran su temor por el futuro de los trabajadores de Cuatro tras el acuerdo con Telecinco. “¿Cuál es el futuro de Cuatro tras su venta? ¿Cuáles son las expectativas de futuro para los trabajadores de Prisa? Impacto frontal”, lamenta el documento.

Misivas sin respuesta

“Hace varias semanas, cada comité envió cartas a sus respectivas direcciones solicitándoles detalles sobre la situación en las propias empresas: la mayoría ni siquiera recibió respuesta. De los que sí la obtuvieron, los datos confirman un panorama lleno de contradicciones, cuando no de engaños”, subraya el comunicado. Y es que los trabajadores denuncian “la ruptura unilateral del marco de relaciones laborales y la tentación de no cumplir las garantías firmadas legalmente” en casos como el de ASIP, empresa de servicios tecnológicos de Prisa y una de las primeras en sufrir el proceso externalizador.

El diagnóstico que sugieren los comités es claro: más que búsqueda de eficiencia en el camino de la transformación digital se está desmantelando el grupo para hacer caja. Todo jalonado por una serie de prácticas que censuran. “Cartas que se firman de manera individual, reescritura de las nuevas condiciones de trabajo en entrevistas vis a vis, derechos vigentes que caducan a los tres años, promesas de carreras profesionales no escritas e incluso, según reconoce la propia dirección del grupo, la pérdida del puesto de trabajo a medio plazo para un 15% de las personas que son transferidas”. El documento está suscrito por los 15 comités de empresa integrados en el grupo.

Este periódico adelantó ayer que un pool de fondos americanos ultimaba su incursión en Prisa, operación que reduciría el porcentaje de la familia Polanco en la sociedad al entorno del 35%, frente al 70% que actualmente atesoran a través de la instrumental Rucandio, punta de lanza de un complejo sistema de sociedades. La CNMV suspendió antes de la apertura del mercado la cotización de Prisa, que admitió que “la participación del accionista de referencia se verá reducida, sin que ello afecte al control de la compañía”. Los mercados no recibieron con demasiado optimismo el anuncio y Prisa cerró con una caída del 5,92%, hasta 3,34 euros.

“La ampliación de capital en ciernes explica la luz verde de los bancos a la reestructuración de la deuda. El anuncio de que el crédito sindicado también se reestructura está próximo a producirse”, apuntaban fuentes financieras. Según señalaban fuentes internas de Prisa, “los integrantes de esa agrupación de inversores no tienen vínculos entre sí y no insisten en tomar el poder o participar activamente en la gestión”, lo que habría facilitado el placet de los Polanco a diluirse en una operación liderada por Juan Luis Cebrián.

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