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La Guardia Civil destapa una trama entre subasteros lucenses y detiene a un industrial.

El imputado está acusado de dañar material que se adjudicó una persona que no quiso llegar a un acuerdo.

La Guardia Civil lucense puso al descubierto una trama que presuntamente llevarían a cabo algunos subasteros lucenses. La investigación permitió detener a un industrial, acusado de dos delitos.

Todo apunta a que algunos profesionales de las subastas supuestamente se ponían de acuerdo para lograr bienes muy por debajo del precio de salida y los investigadores no descartan que, cuando una tercera persona ajena por completo al grupo, pretendía alguna adjudicación la obligaban a pagarles alguna cantidad a cambio de no participar ellos en la puja. Eso parece que fue lo que le sucedió a un industrial de Vilalba que, al parecer, no quiso colaborar económicamente con un grupo de subasteros, rompiendo las reglas establecidas. Participó en la subasta, se llevó lo que quería, pero lo recibió con cuantiosos daños. Supuestamente se los ocasionó el apresado en la operación.

El detenido es J.L.G.A., de 54 años, vecino de Vilalba. Su apresamiento fue llevado a cabo por un equipo de la policía judicial de la Guardia Civil lucense. Le imputan los delitos de alteración de precios en concursos y subastas públicas, así como también daños. Después de haber prestado declaración en el juzgado fue puesto en libertad, pero con la obligatoriedad de comparecer ante la autoridad judicial cuando sea citado.

Aunque la Guardia Civil guarda mutismo sobre la trama y se limitó a informar solo de la detención del empresario chairego, diversas fuentes reseñaron que el grupo de subasteros que formaría parte de la trama controla absolutamente todo lo que, vía judicial o por otro medio, se pone a la venta, ya sean vehículos, pisos, casas, tierras o cualquier otro bien. Después de estudiar los requisitos establecidos, constituyen el correspondiente depósito que les posibilita la participación en la puja, ingresándolo en la entidad bancaria que fija el juzgado.

Llegada la primera subasta tratan de que en la misma no se presente ninguna persona y, es más, ninguno del grupo suele acudir a la misma. Con esta actitud, consiguen que se vuelva a convocar una segunda subasta en la que el precio de salida del bien ofertado al público desciende de forma considerable, por lo menos un veinte por ciento, según algunas fuentes. En este convocatoria uno de ellos trata de quedarse con el bien a un precio muy por debajo de su valor real, señalaron varias personas.

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